jueves, 20 de diciembre de 2007

LA VERDADERA HISTORIA DE LA NAVIDAD

Una serie de mitos y leyendas se tejen en torno a la Nochebuena; algunos con documentación fundamentada y otros basados en las tradiciones orales.

El Papa Benedicto XVI dijo que el Nacimiento de Jesús no es un relato de ficción, “no es un cuento, es una historia que realmente sucedió en Belén hace 2000 años. La fe hace reconocer a este Niño, nacido de la Virgen María, el verdadero hijo de Dios".

Benedicto XVI se refirió al misterio de la Navidad, en la que "la cara de Dios no se revela en la fuerza o en el poder sino en la debilidad y la fragilidad de un niño", e invitó a reconocer a Jesús en todos los niños que nacen, que son "la alegría de la Iglesia y la esperanza del mundo".

Historia

Mucho se ha tejido respecto a este nacimiento que cambió el mundo. Lo que llamamos "Navidad" es el resultado de una mezcla de tradiciones paganas muy coloridas e interesantes que hoy le contamos.

Para empezar, en los albores de la era cristiana nadie estaba seguro de la fecha en que había nacido Jesús. Era evidente que en diciembre y enero se daban -y se dan- las temperaturas más bajas y precipitaciones pluviales más altas con las que resultaba imposible que los pastores durmieran a cielo descubierto mientras cuidaban su ganado, según escribió San Lucas -médico sirio convertido al cristianismo muchos años después de la desaparición de Jesús-, pues durante esta época, incluido febrero, hombres y ganado pernoctaban bajo techo.

Era entonces absurdo que el censo de población —decretado por Quirino, gobernador de Siria- se llevara a cabo durante estas fechas, en medio del frío, la lluvia, y los caminos anegados y resbaladizos que harían imposible la caminata a sus lugares de origen, como es el caso de José y María.

Así pues, se comenzó a especular con las fechas: 16 ó 20 de mayo, 9, 19 ó 20 de abril, 29 de marzo ó 29 de septiembre… hasta que en el año 334 el Papa Julio I dictaminó que Jesús había nacido el 25 de diciembre, y punto.

No era fecha escogida al azar, pues coincidía con las festividades que se realizaban en muchos de los desplazamientos de peregrinos durante el solsticio de invierno: las ceremonias vikingas en honor de Odín, las Saturnalias romanas, el nacimiento del dios indoiraní Mitra, etc. De ahí que el Nacimiento de Jesús, el Cristo, haya sido fácilmente asimilado al retorno del Sol, al regreso de la luz.

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