Tras la caída de Madrid en manos de las tropas franquistas y el fin de la guerra, las Juventudes Socialistas Unificadas intentaban reorganizarse bajo la dirección de José Peña Brea, de 21 años. José Peña fue detenido por una delación, y obligado mediante torturas a dar todos los nombres que sabía y firmar una declaración preparada. Entre los así denunciados se hallaban las Trece Rosas, que fueron arrestadas y conducidas a la Cárcel de Mujeres de Ventas. Allí serían hacinadas y torturadas en numerosas ocasiones.
En la madrugada del 5 de agosto de 1939 fueron fusiladas junto a la tapia del cementerio de la Almudena de Madrid sin que pesaran sobre ellas crímenes "de sangre" y por el único delito de haber defendido la legalidad republicana desde las Juventudes Socialistas Unificadas y el Partido Comunista de España.
Los sucesos relativos a los intentos de reorganización de las JSU, la captura, encarcelamiento y ejecución de las Trece Rosas fueron narrados en el libro «Trece Rosas Rojas», de Carlos Fonseca (ISBN 848460361X).
Desde el año 2005 la Fundación Trece Rosas trabaja para recuperar su memoria.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Trece_Rosas_Rojas
Recientemente se ha publicado en Seix Barral el libro "Martina, la rosa número trece", con prólogo de Antonio Muñoz Molina. En él se habla de Martina Barroso, una de las Trece Rosas, que es familia indirecta de la autora, Ángeles López.
Os recomendamos también este árticulo del pais sobre La Corta Vida de las 13 Rosas. Muy interesante.
Queremos dejar aquí las citas textuales de alguna de las 13 Rosas:
Julia Conesa (19 años) :“Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar ni abrazar… Que no me lloréis. Que mi nombre no se borre de la historia”.
Blanca Brisac:“Voy a morir con la cabeza alta… Sólo te pido… que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas buenas no guardan rencor… Enrique, que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la cimentaron a mí… Hijo, hijo, hasta la eternidad…”.
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